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BALLETISTA

Ballet romántico

ballet romantico La Silfide

El ballet romántico nació en París en 1832 y se representó por primera vez con el ballet La sílfide.

El papel principal de este ballet romántico era una criatura sobrenatural representado por María Taglioni. Ella está considerada la pionera del trabajo de pies en puntas, de las zapatillas de punta y del tutú. Estos tres elementos se utilizaron para resaltar los rasgos sobrenaturales del personaje. Fue en esta época en la cual la bailarina cobró mayor importancia, dejando en segundo plano a los bailarines masculinos. La sílfide inspiró muchos cambios en los ballets del momento, tanto en la temática de las histórias como en la interpretación, técnica, vestuario y escenarios. Con esta obra se inauguró el período del ballet romántico.

ballet romántico La Sílfide

En aquellos años, se vivió un desarrollo importante del baile en España, adoptando el refinamiento europeo con toques populares. Nació entonces el estilo de baile español conocido como escuela bolera, una fusión de baile español y ballet. La gran popularidad de este estilo se vió reflejada con la presencia de temas españoles en los repertorios de los ballets europeos. Como grandes representantes de este género se conoce a Dolores Serral y Mariano Camprubí con “El bolero”. También destacan Francisco Font y Manuela Dubinon con “Los corraleros de Sevilla”. El ballet “La gitana española”, estrenado en San Petersburgo (1838) con la bailarina Maria Taglioni, es una de las obras más populares.

Sin embargo, en la segunda mitad del siglo XIX el ballet romántico comenzó a perder popularidad en Italia y Francia. Como resultado de este bajo interés se excluyó la danza masculina. Contrariamente, en Rusia, el ballet seguía en auge influenciado por la emigración de artistas extranjeros.

En Europa, el coreógrafo francés Marius Petipa, fue el encargado de mantener la tradición y perfeccionar el ballet con argumentos más completos y extensos. Sus ballets basados en cuentos alcanzaron gran fama. Entre ellos encontramos, “La bella durmiente” (1890), “El Cascanueces” (1892) y “El lago de los cisnes”(1877). El lago de los cisnes se considera una de las obras maestras del ballet romántico.